Date permiso de contar tu historia

I. La revolución cognitiva, el inicio de la narrativa.

Antes de darte el sermón sobre por qué contar tu versión de las cosas es importante, te daré un poco de contexto evolutivo sobre por qué funciona contar historias.

Yuval Noah Harari, en su aclamado libro Sapiens, explica que una de las principales razones por las cuales el Homo Sapiens superó a otras especies y se encuentra en la cima de la cadena alimentaria no es porque seamos más fuertes, rápidos o resistentes, sino porque tenemos la capacidad de “hablar acerca de entidades enteras que nunca hemos visto, tocado ni olfateado. Leyendas, mitos, dioses y religiones aparecieron por primera vez con la revolución cognitiva”.

Dado que la cooperación humana a gran escala se basa en mitos, la manera en que las personas pueden cooperar puede ser alterada si se cambian estos mitos a través de narraciones diferentes. Por ejemplo, en 1789, la población francesa pasó, casi de la noche a la mañana, de creer en el mito del derecho divino de los reyes a creer en el mito de la soberanía del pueblo.

Así, los Homo Sapiens no son más fuertes que un mamut, pero pueden creer que los dioses les darán una mejor cosecha si realizan sacrificios, lo que lleva a varios a cooperar para matar a estas ferroces bestias. De igual manera, los ricos no son más fuertes o ágiles, pero pueden promover narrativas de meritocracia, libertad y capitalismo que engañan a la mayoría para que no escuchen el ruido de sus cadenas. Es un tema fascinante, pero dejaremos la clase de historia aquí. Mi punto era mostrar el verdadero poder de una historia, de una ficción y de la narrativa.


II. Una buena historia

Una buena historia puede hacer toda la diferencia. Todo se resume en la siguiente frase, cuya autoría sinceramente no recuerdo:

“Nadie puede cambiar la opinión de alguien. Solo una buena historia puede hacerlo.”

Una persona, por más esfuerzo, argumentos y tiempo que dedique a convencer a alguien, puede no lograrlo, ya que finalmente la decisión depende del oyente. Cambiar de opinión es difícil porque desafía nuestra forma de ver el mundo y a nosotros mismos. Sin embargo, una buena historia puede generar suficiente ruido en la persona como para hacerla reflexionar y, con suerte, provocar un cambio interno.

¿O acaso no has cambiado de opinión tras ver una buena peli, un buen documental, escuchar un testimonio o apreciar una profunda pintura o canción?

Estoy seguro de que cada persona tiene una buena historia. Una vivencia que no necesariamente lleva a un aprendizaje o moraleja, sino que transmite un sentimiento humano, y eso la hace valiosa.

Séneca escribió sus vivencias en cartas en el año 65 d.C., y sus problemas de amistades no se diferencian mucho a los que tengo hoy mismo. Seinfeld, una comedia de los 90, sigue siendo relevante 35 años después porque el amor, el trabajo y otros temas cotidianos continúan siendo vigentes. Demons, una canción acerca de luchas internas y lados oscuros, de Imagine Dragons salió en el 2012 y cientos de miles de personas siguen llorando al cantarla hoy en día. Habrán pasado 100 años y la derrota de Messi en el mundial del 2014 junto a su redención en Qatar 2022 seguirán siendo referencia de superación personal.

¿A qué voy con esto? Cualquier persona puede empatizar con tu historia de una u otra forma, porque todos somos humanos. Compartimos la misma materia prima, y por lo tanto, los problemas y experiencias son muy similares de una persona a otra. Cuenta tu peor día, la vez que te rompieron el corazón, cuando cumpliste tu sueño, el momento en que fuiste rechazado, la vez que tus abuelos fallecieron, o cuando te sentías perdido... Y verás cómo tu historia conectará con los demás, simplemente porque somos humanos.

III. El arte nos sana

Quizá por “historia” se entendió mucho algo escrito o hablado, pero realmente puede ser cualquier cosa que exprese algo y el arte es justo eso: una expresión humana. Si tienes el tiempo, te recomiendo seriamente ver el siguente video previo a continuar; es por mucho, mi Ted Talk favorita y resume la esencia de este blog:

Ethan Hawk pregunta “Do you think human creativity matters?” y responde

“Well, most people don't spend a lot of time thinking about poetry, right? They have a life to live, and they're not really that concerned with Allen Ginsberg's poems, or anybody's poems, until their father dies. They go to a funeral, they lose a child, somebody breaks their heart—they don't love you anymore—and all of a sudden, you're desperate for making sense out of this life. Has anybody ever felt this bad before? How did they come out of this cloud?

Or the inverse: something great happens. You meet somebody, and your heart explodes. You love them so much you can't even see straight. You're dizzy. Did anybody feel like this before? What is happening to me? And that's when art's not a luxury—it's actually sustenance. We need it.”

Hawk afirma que el arte no es algo simplemente “lindo” o “agradable”, sino que es “VITAL”. Cuando hablo de una “buena” historia, no me refiero a Romeo y Julieta de Shakespeare, La Guernica de Picasso o Oppenheimer de Nolan. No, para nada. Dado que somos humanos, una buena historia es tan relativa como la experiencia de cada persona. Si tu historia o arte, por más sencilla o simple que parezca, logra conectar y ayudar a otros, entonces ¡Felicidades, has ayudado a la humanidad a ser un poco mejor! Necesitamos justo eso.

“Creativity. It's the way we heal each other—in singing our song, in telling our story, in inviting you to say, "Hey, listen to me, and I'll listen to you." We're starting a dialogue, you know? And when you do that, this healing happens. We come out of our corners, and we start to witness each other's common humanity. We start to assert it, and when we do that, really good things happen.

So, if you want to help your community, if you want to help your family, if you want to help your friends, you have to express yourself. And to express yourself, you have to know yourself”

Un día te das cuenta que allá afuera hay muchas personas que están enfrentando los mismos problemas, solo que no los solemos hablar.

Así que compartir puede ayudar a otros a sentirse escuchados o menos solos.

IV. ¿Cuál es el peor caso?

Si te da miedo compartir tu voz, recuerda lo siguiente:

  • En el mejor de los casos, compartes tu historia o arte y, al menos, una persona la lee, escucha o ve, y tu experiencia resuena con la suya. Si no logras aliviar su dolor, al menos habrás conectado con ella.

  • En el peor de los casos, compartes tu historia y nadie la aprecia. ¿Triste? No del todo. Al final, "materializaste" tus ideas caóticas. Te expresaste, te desahogaste, y seguiste algo en lo que creías. Con eso, ya has ganado.

Yo escribí este blog. Le dediqué unas horas; quedó más largo de lo que la gente suele leer hoy en día. Pero al final, lo escribí para mí, para darle orden a una idea que tenía, porque creo que mi idea importa.

Comparte tu historia. Es importante por el simple hecho de que eres humano y coexistes con otros humanos a quienes quizá les ayudaría escuchar tu experiencia.

El arte es Esencial.

Tu historia es Arte.

Tu historia es Esencial.

Tu historia Ayuda.

Tu historia Conecta.

PD. Gracias a los pocos que me leen. Si pueden, háganle saber a la persona que fue escuchada o "apreciada". Se siente bonito.

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